Colegio Montessori de Puerto Rico,
“La Escuela de la Diversidad trabajando por un mundo con conciencia sirviendo a la nueva humanidad”
|
La educación en la paz y por la paz
La paz, además de un problema vital, es también una obra de la educación.
Es en este sentido que M. Montessori dice que la adquisición de la paz debe convertirse en objeto de una ciencia: la de la educación y formación del hombre, que implica una situación y una adquisición espiritual.
Si la guerra y los conflictos son la consecuencia y la manifestación exterior de un desacuerdo interior de los espíritus, habrá que comenzar por formarlos y educarlos; para ellos propuso, además de consideraciones teóricas, principios y métodos de educación que encaminarían al individuo y a toda la humanidad al establecimiento de la paz.
La verdadera paz es un estado interior del alma y, como tal, exige una educación particular.
Y es en la infancia cuando existe mayor sensibilidad para esta educación, pues el carácter no se alerta por la influencia de la sociedad.
Una sociedad en busca de la paz no somete al individuo, lo libera; no lo reduce, lo eleva.
Este es el principio que M. Montessori aplica al crear, de la manera más feliz, las relaciones entre hombres libres e iguales.
Buscó este objetivo al suprimir los castigos humillantes, en articular los golpes, que van en contra de la dignidad humana; dice que la estricta obediencia a un adulto severo equivale a la esclavitud y debe sustituirse por una disciplina natural y un trabajo libre y espontáneo y que la emulación niega la socialización del individuo y su armoniosa colaboración.
Para sublimar la agresividad alienta actividades animadas y constructivas.
Y puesto que la agresividad se relaciona con el instinto de posesión, una orientación equilibrada lo reemplazaría por el amor y el altruismo.
|
|